El rostro que ves
es el de una mujer que sonríe, pero no te dejes engañar. Para saber si una
mujer sonríe de verdad hay que mirarla a los ojos, porque la sonrisa verdadera
es la del alma.
Mis ojos son la antesala de mi alma.
Si pudieras asomarte a
ella verías que ahora mismo, por mucho que me esfuerce, mi interior es como una de las mil caras rotas
de Kimura.
Desde 1999 el artista japonés
Takahiro Kimura 'rompe' rostros humanos mediante técnicas de collage,
fotografía y pintura.
Me apasiona su proyecto 'Rompiendo 1000 caras' y es, para mí, aparte de una inspiración para escribir poemas breves, la
expresión plástica de la soledad y el sufrimiento por el que a veces transitamos.
Sus caras rotas son espejos que reflejan emociones. El rostro de mi alma, en este momento, creo que se
llamaría “Zahiso” que en japonés significa “la que ve con claridad qué
cosas se interponen y le impiden alcanzar una comprensión más profunda de sí
misma y del mundo”.
Sería un rostro roto en
mil pedazos, una acuarela de azules y grises desdibujados…el rostro de la que
sabe que es la “ilusión” la que me aleja de las cosas que realmente quiero conseguir en la vida.
El rostro de esa mujer,
de “la mujer que sabe” es lo que verías
si te asomaras a la sima de mi interior, porque la que sonríe, la que disfraza
su tristeza, su dolor con ese “todo está bien”, esa, no
quiere ver más allá del espejismo que ella misma ha creado.
Es más fácil vivir de ilusiones que enfrentarse a la verdad, porque si
esa verdad se derrumba, el alma se puede hace
añicos y la mujer que sonríe no confía en que esta vez, “Zahiso” sepa cómo recomponerlas a ambas.
Mar González, 12 de Febrero de 2013
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